Primero, felicitar a Alan, hoy cumple 22 añitos de nada.
La entrada de hoy podría encararla desde lo costumbrista, analizarla históricamente, incluso filosóficamente, pero creo que una de las constantes entre los que leemos libros de homoerótica es que amamos sentir, emocionarnos y que el corazón se acelere, ya sea por la pasión de lo escrito o por lo romántico que resulta el relato. O todo junto. En fin, por todo lo dicho es que hoy me quedo con los sentimientos de esta jornada.
Hoy es un día de ilusión, de volver a ser peques y tener esa esperanza de que nuestro deseo se materialice en realidad.
Cuando era muy niña (hace más de 40 años atrás, ufff) Papá Noel no era el estelar de las fiestas como lo es por estos tiempos, al menos en mi país. Ese rol lo tenían Melchor, Gaspar y Baltasar. El día de hoy era de expectativa, había que portarse extra bien porque si no, los Reyes podían no venir por casa. Y había que tener todo preparado para los camellos también. Era juntarse con los amigos y compartir tertulia soñando con lo que podríamos tener el día siguiente...
Los años pasaron y a partir de 2000 me tocó estar del otro lado. Tener la responsabilidad de hacer el trabajo bien, que los efectos especiales se concretaran y así el que hubieran pasado los Reyes y los camellos, fuera un hecho irrefutable. Y entonces, al ver a los ojos a mi hija redescubrir el brillo, esa chispa única de la inocencia.
Hoy la peque ha crecido y somos tres adultos en casa, sin embargo, juntaremos pasto, prepararemos un cuenco con mucha agua y pondremos los zapatos en la puerta trasera. Hace unos días hicimos las consabidas cartas a los Reyes y mañana nuestros zapatos tendrán regalos. No está la misma inocencia, pero seguimos manteniendo viva la Ilusión.
El Staff de Azul casi Rosa también se toma el rol muy seriamente, así que aquí estamos, para dejarles un regalito para sus zapatitos. Ustedes pueden mañana abrirlo y la ilusión estará completa. Los que estén con temperaturas invernales los imagino acurrucados y bien cobijados, junto a una taza de chocolate caliente y leyendo esta bella historia. Los que viven estas fechas en verano, elegirán el lugar más fresco, con una bebida y mucho hielo, mientras disfrutan de la dulzura de este relato navideño.
Dominic es un Alfa, Jeremy un Omega. Se cruzan en un bar, las chispas estallan y vivirán una noche inolvidable. Y en eso debe quedar porque, por Dios, se conocieron en un bar... pero ¿el destino pensará lo mismo?
Si necesitan un relato para calentar el corazón rápidamente, ésta es la historia ideal.
Un muchas gracias ASÍ de GRANDOTE para Charlie, Alan y Amy que estuvieron a cargo de la traducción, corrección y edición de este regalo:
Hola. No puedo bajar los libros en Mediafire. Podrian ayudarme?
Muchas gracias y buen fin de semana. Un abrazo.